domingo, 1 de mayo de 2011

Lo "mejor" de cada fin de semana de carreras.

Esta es la crónica de "cualquier" dia de carreras (noche y día)... de la Copa Catalana de Promovelocitat.

El 5º viaje de la temprada fue a “les Terres de l’Ebre”; 220 kms. para llegar, con la ilusión de ver a mis amigos, hacer lo que me gusta (filmar carreras), y en menos de 24 horas, otros 220 kms. para volver, con el cansancio acumulado del viaje de ida, de haber pasado mala noche, con mi hipoglucemia nocturna de cada carrera, entre las 3h y las 4h de la madrugada... y con el consiguiente ritual:
Me levanto sudando (aunque sea otoño), y me pongo a comer sin hambre... los perros se ponen nerviosos en un espacio tan pequeño, empiezan a ladrar... abro la puerta de la furgo, las 3 bestias se escapan en direcciones distintas... los persigo a oscuras por el paddock, acordándome de sus respectivas madres (la tuya, la tuya y la tuya)..., y cuando, por fin,  los encuentro ya tienen las 12 patas (4x3) mojadas de la humedad de la noche... los subo por separado (porque si no se muerden...), me fumo un cigarro y cuando, por fin, nos relajamos, me tumbo en la cama y mi esposa me pregunta:
¿has tenido un “bajón de azúcar”?
Y le respondo:
No, si te parece he salido a las 4h de la madrugada para visitar “Mora La Nuit”.

 
Y sigo durmiendo hasta que, tres horas más tarde, sale el sol, 7h, que como un despertador natural despierta a las 3 fieras meonas de cuatro patas, y el primero que abre los ojos se pone a ladrar y los otros dos se solidarizan de inmediato.

Y... ¡repetimos!... abre la puerta... se escapan... persíguelos... cabréate... átalos... me hago la prueba del azúcar, me enchufo el primer chute de insulina del día, y desayuno con una mano... porque con la otra aguanto los perros atados...
 A las 7h30’ de la mañana, el paddock empieza a despertar...
¡ y yo ya estoy cansado !
Empiezo a saludar a los amiguetes y ya empiezo a filmar... los box, el briefing, las tandas libres, los entrenos cronometrados, y un “de todo un poco” para poder hacer el video llamado: “El Previo de cada carrera”, como en la Formula One, y, al paso que va mi alopecia galopante, me quedan dos telediarios para estar como Antonio Lobato.
A las 14h nos ponemos a comer... rapidito... me enchufo en segundo chute de insulina, y un montón de pastillas (para el corazón, para el colesterol, para la ansiedad, para “yo que sé”... total siete pastillas diarias...) y, a "coger sitio" para poder filmar la salida, alguna curva, la llegada, etc y sobre todo, intentar que cada video sea diferente. Si puedo (o me acuerdo) tiro alguna foto (pocas, porque no suelo acordarme de que llevo la máquina siempre preparada).
Cuando acaba cada manga voy preguntando a los "padres-amiguetes” que me voy encontrando por el camino, en que lugar a quedado su hijo...
Los que han intentado filmar y ver una carrera ya saben que es imposible... y más cuando intentas filmarlos a todos (menos a uno...que lo tengo prohibido).
Finalizan las carreras.
"Corre, corre, corre... que me pierdo el podium".
Graba a todos los pilotos recogiendo su pequeño trofeo de recordatorio (para mi, todos son campeones, en 30 años que hace que voy en moto, ininterrumpidamente, jamás he tenido el valor de “plegar” en las curvas como lo hace el último clasificado del Grupo B, por lo tanto, absolutamente todos son dignos de mi admiración).
Fin de la jornada. Saca los perros para que echen el último pis (y no lo hagan dentro de la furgo), recoge las cuatro cosas que componen mi box (la mesa plegable con la sombrilla de playa con más colores que la bandera del orgullo gay), y salgo como si me persiguiera el diablo.
La vuelta a casa... agotadora.
Hacemos varias paradas durante el camino y no me libro de tener otra hipoglucemia.
Cuando al final llegamos a casa, ceno la dieta diabética, me inyecto el 3er. chute del día de insulina, me trago el resto de pastillas y... a la cama.
Y entonces...
¡Es cuando empiezo a disfrutar del viaje!

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