domingo, 1 de mayo de 2011

I don't know to write (Yo no sé escribir)

Lesson One

Desde mucho antes de que tuviera “uso de razón”, recuerdo que estudio el idioma británico. A los 8 años, mi hermano, que tenía 16, me enseñaba palabras sueltas en inglés, (los números, los colores, los días de la semana...) y poco a poco, y con la facilidad que tienen los niños para aprender (los que quieren...) fui acumulando palabras que con el tiempo se convertían en frases mal estructuradas o traducidas sin sentido para un nativo del Reino Unido. Salvo cortas temporadas que dejaba un poco de lado el aprendizaje del idioma, tengo la sensación de no haber parado nunca de estudiarlo, no así de aprenderlo.

 
Hasta incluso me puedo dar el lujo de decir, sin faltar a la verdad, que he escrito un libro en Inglés, porque en mi afán por aprenderlo y al principio de tener mi primer ordenador, cogí un libro “de aprendizaje” (que todos empezaban igual: Lesson One) de unas 150 páginas y lo traduje, palabra por palabra, guardando todavía el libro original y la copia encuadernada de su traducción integra.
Después hubo un tiempo en que me dio por traducir canciones (con doble objetivo, acostumbrarme a escuchar dicho idioma y saber que, puñetas, dice el/la cantante) y escogí a Barbra Streisand por su forma de vocalizar las palabras y sus canciones lentas que me daban más tiempo para intentar comprender que estaba diciendo (o cantando).
Gracias a mi esfuerzo realizado durante casi 40 años, puedo decir, sin temor a equivocarme que,

NO TENGO NI IDEA DE INGLÉS!

Así es. No puedo decir dos frases seguidas (sin pararme a descansar) ni puedo entender a ningún turista que me para por el Paseo de Mar (vivo en un pueblo costero), preguntándome cualquier cosa.
Ni tan siquiera los que se paran a tocar mis perros, porque echan de menos los suyos que han tenido que dejar en su país y cuando se agachan para tocar mis “churumbeles” y casi se emocionan; entonces es cuando se notan mis 38 años de estudios lingüísticos en el lenguaje de William Shakespeare porque siempre digo lo mismo, señalo (como puedo) a los dos machos, que como siempre, uno estira para Segovia y el otro para Cuenca, y digo:
Male (macho), eleven years old (11 años “de viejo” o “de edad”).
Y luego señalo a la perra y suelto con la máxima naturalidad:
Female (hembra), two years old (2 años “de edad”).
Y, a partir de ahí, ya no puedo ni articular una palabra más en este universal idioma, ni puedo entender absolutamente nada de lo que me dicen. Es como si de repente me pusieran unos tapones en los oídos que me impidieran oír nada. Por lo tanto, y con la intención de parecer una persona educada, empiezo a gesticular como un mimo con un cristal invisible, con una mano, porque con la otra aguanto las fieras, mientras los turistas se desesperan viéndome hacer “aspamientos” como un buen “Quijote Español”, en medio de Paseo de Mar, lleno a rebosar de gente.
Para acabar de rematar la situación, no son pocos lo que me piden si me pueden hacer una fotografía. Cosa que es fácil de entender “en Inglés”, cuando con una mano te señalan a ti y con la otra sostienen una máquina de fotografiar.
Y, por más vueltas que le doy, y esto me ocurre cada verano, no puedo entender porque, puñetas, quieren una foto de un tío feo con tres perros de raza “Mil-Leches” o “Patanés sin pedigrí”.
Afortunadamente, cada año practico una palabra diferente. El año pasado decía, señalando a mis “machos” (me refiero a mis perros...):
Ten years old (10 años de edad), y el anterior decía Nine years old (9 años de edad).
Tanto años estudiando... para esto.
Y como soy una persona meticulosamente imperfecta pero cabal, he reflexionado y he decidido que, si en 40 años no lo he aprendido, y , por motivos médicos, dudo que viva otros 40, no voy a perder el resto de mi vida intentando aprender algo que jamás voy a conseguir.
Todo lo anteriormente contado, viene al caso de que, después de haber estado casi un año pidiéndolo a gritos “silenciosos”, de forma “indirecta”, que me permitieran escribir un artículo mensual en una conocida Revista de Motociclismo en Catalunya, hace unos días me escribieron para ofrecerme una página de su prestigiosa revista, para que escribiera sobre motociclismo en Catalunya, pasado o presente, de mi opinión,  crónica de las carreras, hasta incluso me permitian contar mi vida con los perros y con las motos (difícil binomio).
Un ofrecimiento que tanto he deseado y que llega en mi mejor momento “literario”, pero que he tenido que rechazar, con todo mi pesar, respondiendo con la frase:

Yo no sé escribir.

Me conozco desde hace casi medio siglo y, por desgracia, sé que el día que me pusiera delante del ordenador para escribir un artículo sobre “lo que quiera” (tal como me han dicho) se me “agarrotarían” los dedos y me quedaría la mente en blanco (miedo escénico) y sería incapaz de teclear ni mi propio apellido.
Y ahora que me doy cuenta, llevo tanto tiempo estudiando ingles como “escribiendo” porque, por poner un ejemplo, la carta que le envié a Carlos Cardús, en 1987, cuando estuvo ingresado en la Clínica Dexeus (ver artículo "La Culpa la tuvo Carlos Cardús") me parece recordar que no bajaba de las 4 páginas mecanografiadas... “sólo” para desearle su pronta recuperación.
Cada cual tiene que reconocer sus limitaciones.
De todas formas... ¡Gracias, Jaume!

No hay comentarios:

Publicar un comentario