De siempre se ha dicho que las mejores
excursiones son las que se improvisan "de la noche a la mañana".
Ayer, sábado, recibí el “aviso” por
facebook de mi buen amigo Juan Fuertes informándome que hoy domingo quedarían
para hacer otra salida motociclista de "los jóvenes carrozas” y si quería
apuntarme, el punto y la hora de encuentro sería el habitual de otras ocasiones,
cerca de mi casa.
Le escribí para darle las gracias por
acordarse de mi, pero que estaba restaurando y pintando las fibras de una moto
que tendría que entregar a la semana siguiente, y que lamentándolo mucho tenía
de declinar su invitación (por 3ª vez) y que intentaría asistir a la siguiente
quedada.
Pero, por la noche, pensando sobre el
tema, decidí ir a probar si arrancaba mi moto después de 4 meses (desde que empecé
los entrenos con la “de carreras”) y en el caso de que consiguiera ponerla en
marcha, acercarme al punto de encuentro para tomar un café y después retirarme
a mi casa a seguir con mis trabajos pendientes.
Una vez allí, cuando les comenté que sólo
venía a saludarlos, me convencieron para hacer una corta excursión, más o menos
de unos 20 kilómetros, y que iríamos tranquilitos viendo el paisaje. Acordaron
que yo iría en medio, delante Tomás Perezuaga “abriendo” camino y detrás de mi,
Juan Fuertes, de escolta en la retaguardia.
Salimos y a los 3 kms. el “líder de
carrera” empieza a enroscar el puño derecho, yo “lo intento” pero en breves
segundos lo pierdo de vista... “Empezamos bien..." (pensé).
Con no poco esfuerzo por mi parte y sobre
todo porque Tomás decidió desenroscar “el puño del gas”, conseguí llegar hasta él
y entonces hubo cambio de “escoltas”, el que estaba delante su puso detrás de
mí, y el que llevaba detrás, hasta entonces, se puso de “cabeza de carrera”,
y... ¡Cómo no! Decidió acelerar “un poco” más que nada para sacar la carbonilla
que se forma dentro del tubo de escape, y ¡Otra vez! Ha darle caña a la clásica
BMW para intentar seguirlo.
En poco tiempo llegamos al restaurante
para desayunar. Y ahí se acabaron las prisas. Mesa en la terraza... un solete apetecible... una camarera que no se
enteraba de nada... (como tiene que ser), y aquí paz y después gloria.
No hay prisa para nada. Intenté seguir el
“ritmo alimenticio” de mis compañeros pero, igual que en carretera, van mucho más
“fuertes” que yo... Y como “extra” me comí un mini-bocadillo, pensando que como
volviéramos al mismo ritmo que habíamos venido, este bocadillo duraría muy poco en mi
estómago porque lo iba a potar dentro del casco... ¡Pobre, al que le toque ir detrás
de mí!
Paramos porque me quedaba sin gasolina...
puse (por primera vez en 12 años con esta moto), la de mayor octanaje (98) y
porque no había “criptonita líquida” que sino...
Vuelta a casa en tiempo record. “No sé la
velocidad” (Nota para la DGT: La que marca las señales de tráfico) pero los
retrovisores se me “cerraban” hacia el interior...
Subo a casa y lo primero
que me pregunta mi mujer: ¿a dónde habéis ido?... a cuya pregunta sólo pude
responder:
“No tengo ni puñetera idea... Yo sólo intentaba seguir al de
delante... A ciertas velocidades, una de dos, o miras la carretera o miras los
carteles... las dos cosas a la vez no estoy capacitado para hacerlo”.
Para la próxima ya tengo claro que tendré
que “quitar lastre”... Maletas fuera, Herramientas, Cúpula Racing, etc.
Luego llamaré a mis amiguetes para
preguntarles dónde hemos estado...
Aquí tenéis la foto de rigor...
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