Sin lugar a dudas, Diciembre no es el mejor mes para aprender a pilotar en un circuito y más si la noche anterior la temperatura bajó a 0º y heló el rocío matinal, quedando un paisaje blanco y precioso, siempre y cuando te pillé, detrás de la ventana, en un hotel con calefacción, que, evidentemente, no fue mi caso...
Para calentarme, puse una estufa "de barras", pero como el generador sólo aguanta 850 w. sólo podía encender una barra de 400 w. Aún así, el generador iba "como una moto" (nunca mejor dicho).
A las 22h del sábado, ya estaba en la cama de la furgo, con los sacos "de verano", unas mantas y todo lo que encontré que me pudiera abrigar. Eché a faltar un gorrito de lana para calentarme la "calva", que se nota la falta de pelo...
Metí al perro a los pies de la cama, tapado con una manta, pero con mucho cuidado de no tocarlo. Sólo rozarlo "gruñe" y al segundo roce "muerde"... y el botiquín para curar las habituales mordeduras de mi perro me lo había dejado en la otra furgo.
A las 6h30' ya estábamos en pie... Esperando (o rogando) que abrieran el bar porque la cafetera también me la dejé en la otra furgo...
Dos horas después, llegaron los encargados del restaurante del circuito y ese primer café con leche (el primero de varios que cayeron...) me supo a gloria.
A las 10h30' todavía permanecía una niebla que cubría todo el circuito y me empecé a plantear pasarme la mañana en el bar (calentito), comer al mediodía y salir inmediatamente para mi casa, a 220 kms. del circuito... entre otras cosas porque no me gusta conducir por la noche.
Al final, decidí salir a rodar y afortunadamente el sol salió, y pude disfrutar (más que la 1ª vez) de rodar en un circuito con buen grip y ser el único que tomó la iniciativa de calentar el asfalto.
Al mediodía, cerraron la pista una hora para comer, y después del bocata volví a dar unas vueltas... pero ya no me encontraba a gusto, perdía la concentración, y no quería molestar a los otros pilotos que se habían animado a rodar.
Recogí los trastos, cargué la moto... y para casa.
Fueron 24 horas muy intensas, desde que salí de casa el sábado y volví el domingo, pero ha valido la pena. Ahora tocará esperar a Febrero, cuando vuelvan a abrir después de las vacaciones invernales, para volver a intentar, no bajar "mis tiempos", sino encontrar más agusto encima de la moto y cogerle la confianza que todavía no tengo.
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